De llevar mi plumífero y beber té caliente cada dos horas, para calentar los deditos congelados a dejar que el sol invada las casas, que una dulce brisa primaveral nos devuelva a la realidad…primavera en Zurich: ¡por fin!
Las calles y las terrazas vuelven a llenarse de gente, todas las flores se abrieron de par en par y yo estoy feliz de estar aquí.