La ciudad que atrapa, la ciudad que a veces es gris entre la niebla, otras colorida, abierta y amable, otras fría y blanca, cubierta de nieve o escarcha: cada una de ellas es Zúrich.
El largo y oscuro invierno hizo que estuviera a punto de perder la chaveta. Sólo me aliviaba subir a la montaña los domingos para ver el sol (Braunwald, Hoch Ybrig, Stoos, Rigi, Flumserberg, Davos, por ejemplo). Tardes de juegos con los amigos. Cenas de fondue o raclette. Trineo. Excursiones por los alrededores. Tapitas en el Lalín. Escribir este blog. Té de azahar. EWZ-Stattkino. Una visita en enero de nuestra querida Nieves y sus cajas de buen vino manchego. Un viaje a Cuba en marzo: ron, langosta, sol y buena gente. Parada técnica en Madrid para compras y tapas. Noches de Skype. Conocer gente nueva que acababa de llegar a la ciudad y traían ganas de comerse el mundo.
Luego llegué a un oasis o espejismo en primavera. No sé muy bien como definir aquel fin de semana de abril con sus 27 grados (Sechselüute, inauguración del verano en el Primitivo Bar, barbacoas en las terrazas, etc.).
Un delicioso mayo con su Karaoke from Hell en Mascotte, las fiestas del 1 de mayo con sol y lluvia y artistas callejeros en St.Gallen. Kollbrunn y las cascadas. Pero llovía casi todos los días, hacía mucho frío, y pensábamos que nunca tendríamos verano (Stolzen Openair fue un lodazal).
Incluso junio fue un asquito, con excepción de algunos días: cumpleaños con una paella gigante, recolecta de fresas, el nacimiento de Pauline, el Openair Wipkingen.
Pero julio y agosto llegaron con sus 30 grados. Zúrich me pareció un paraíso. Nació mi sobrina Alejandra. Las calles se llenaron con el Zürifäscht. Fue el Stall6 Openair y Stadt Sommer. Fiestas en las plazas. Música en el Rundfunk. Bebimos cervezas en el Triebguet de Baden, en el Rimini, en Frau Gerolds. Nos llevamos la toalla a la Josefswiese y a la Bäckeranlage. Aglaya se despide de nosotros, se va a China. Conciertos en Winterthur con mucho ska y rock. Hace mucho calor y nos bañamos en el río Limmat, en el Katzensee, en el lago de Zúrich, en el Rín, en el Lago de Pfäffikon, etc. Cosechamos lechugas y patatas en el jardín. Subimos una montaña en Klosters, descendimos de una en el Walensee. Bailamos en la Vertanzt e incluso en la Street Parade.
Septiembre y octubre con visitas a Friburgo, festival de la cerveza, escapadas al cine, mucha piscina cubierta, excursiones en Landquart, cenitas exóticas, La Catrina, Les Halles, Elluchador, color dorado de las hojas, olor a castañas asadas, días que se acortan. Cris se va por unos meses. Vamos al Chuck Norris a un último concierto.
Noviembre y diciembre con estrés. Millones de planes: cenas, compras, «apéros», cumpleaños, comprar regalos, buscar disfraces (para Halloween, para la fiesta de los años 80). Ayudar en las mudanzas de tus amigos. Hace frío, no te quedes parada. Sigue. Tapas en el Bergantiños. Cenita en el tibetano. Te han robado la cartera: muévete, renueva todas las tarjetas y paga. No te disgustes. Sigue escribiendo. Mercadillos navideños. Glühwein. Visitas de amigos. Luces de Navidad. Vuelta a casa por Navidad.
Deseo a todos los que leen esto (a mis 20 fieles, a los ocasionales que me visitan esporádicamente) que su 2014 venga repleto de todo lo mejor. Que se supere con creces las expectativas que tienen de esta ciudad. Que no se achanten, ni se depriman, que este lugar vale la pena.
Estupendo resumen del 2013!!! No has parado!! Cuando una echa la vista atrás se da cuenta de todas las cosas que ha hecho, más de las que pensaba que podía hacer! Sigue con ese ritmo para el 2014! (Yo soy también de las que se lleva la toalla a Josefwiese 😛 )
Creo que coincidimos en muchas más cosillas, jijiji…para 2014 quiero copiar tus recetas (lo de las manualidades, ni lo intento…) y seguir con este ritmo frenético! Besotes