El Carnaval es identificado en Suiza como señal del final del invierno y se celebra en fechas distintas según los cantones (febrero a marzo). Este año, el invierno se puede decir que aún no ha llegado, ya que las temperaturas prácticamente sólo han bajado esta semana, pero ya comienzan a verse eventos de encuentros musicales de Carnavales. Si queréis saber cuándo se celebran los desfiles o las representaciones este año tenéis que visitar la web de MiSuizaTurismo, dónde van actualizando todos los datos. Tampoco dejéis de leer el blog de «Noticias de Ginebra y Suiza«, que tiene un listado de los Carnavales muy exhaustivo por fechas y poblaciones.

Los Carnavales más conocidos son los de Basilea que empieza el 10 de marzo, pero con actividades desde finales de enero (Basler Fasnacht) y Lucerna, que es a finales de febrero y principios de marzo (Luzerner Fasnacht).

El Carnaval tiene su origen en una mezcla de los ritos cristianos, pero también de antiguas costumbres y fiestas paganas. Por las calles vemos a gente con máscaras, para ahuyentar a los malos espíritus.

También hay disfraces que se identifican con la naturaleza.

Y lo más característico es la Guggenmusik, música con instrumentos de viento.

Mi experiencia carnavalesca se basa en lo que he visto en Zúrich (y de ahí son todas las fotos que publico en esta entrada). En Zúrich el desfile será el 9 de marzo.

No voy a entrar en valoraciones de si me gustan o no. De si valen la pena o no. Conozco muchos suizos a los que no les gusta los carnavales porque sólo lo disfrutan los que participan desde dentro. Otros que me dicen que antes estaban bien, pero que ahora la gente bebe demasiado y los tíos se ponen muy pesados (o sobrepasan tocando culos, o lo que puedan). Otros que dicen que los de Bellinzona, los de Berna, los de Lucerna y Basel son realmente especiales. Algunos amigos gaditanos o canarios se quedan decepcionados con lo que ven. Todo depende del cristal con el que se mira. Y a veces, hay que dejarse llevar por el ritmo de la música y no contemplarlo todo desde nuestro etnocentrismo.