Llevo ya 7 años fuera de casa. Son muchos, son pocos; eso no puedo decirlo aún. Pero cada vez que vuelvo a mi tierra no puedo evitar encontrarme en una paradoja. Soy muy crítica con mi ciudad, con su enfoque hacia el turismo, con sus defectos. Y en esa relación de amor-odio, no puede fallar mi pasión por sus colores, su luz, su sol, sus agrestes paisajes, sus palmeras, su gastronomía. Esta semana en que he estado de vacaciones me he sentido más turista o forastera que nunca (aunque la mayor parte del tiempo estoy con mi familia y mis amigos, no dejo de hacer «turismo» en ella). ¿Os ha pasado alguna vez? He sentido la necesidad de presentaros mi ciudad, al igual que orgullosa os enseño Zúrich, quizás podáis ir algún día y puede que os guste.
La ciudad de Elche tiene más de 230.000 habitantes, en su área metropolitana está el aeropuerto de Alicante. Tiene más de 2.500 años de historia. Primero fue Ilici con los íberos, Helike para los griegos, luego Illice Augusta, con los romanos, Elsh en árabe. Cuenta con dos patrimonios de la Humanidad: el Misteri d’Elx y el Palmeral. La plaza de Eres de Santa Llúcia ahora llena de terracitas (ya hay tres pubs irlandeses en ella). Pero también el Convento de Santa Lucía, donde se pueden visitar las ruinas de los baños árabes.
La Basílica de Santa María, que es barroca y rococó, acoge la celebración del Misteri d’Elx.
La ciudad es partida en dos mitades por el río Vinalopó. Apenas lleva caudal, dejando ver el Proyecto Víbora: en 2014, murales y graffittis de diferentes artistas nacionales e internacionales pintaron en su ladera.
El Palacio de Altamira, que tiene en su interior el Museo Arquelógico y de Historia de Elche (MAHE).
Elemento de una fachada en Carrer de la Fira.
Decoración en Carrer Sant Pere.
Un bar nuevo en la Plaça de Santa Isabel, detrás de la torre Calaforra (es una fortaleza de origen islámica). Es una bonita terraza, con un jardín vertical, dónde me llevó Nuria.
Otro lugar que no lleva muchos años es el bar Malasaña, querido entre los ilicitanos para tomar un GinTonic o degustar la cerveza oriunda y artesana Oripell. Gracias David por traerme!
Otra cerveza riquísima es la Illice Augusta. Qué rica la cerveza ahumada, y la de trigo!
La gastronomía de mi tierra es conocida por sus arroces. En la zona de la costa triunfan los arroces de pescado y también este arroz negro con sepia (una receta aquí).
Cuando estuve de vacaciones, tuve la suerte de estar en una feria gastronómica de la asociación de restaurantes. Las fotos son de las tapas que tenían: alcachofas con bechamel de dátiles, caracoles con tomate, habas tiernas, pipes i carasses (ñora seca y bacaladilla o capellán, receta), arroz con costra (arroz con conejo y pollo, al que se le añade una capa de huevo batido y embutido, receta). Me llevaron Melina, Santi y Nora la primera noche. Al día siguiente fui yo la que me llevé a toda la tropa.
Admito que mis vacaciones me las paso comiendo. Quedo a desayunar o a almorzar con amigos, a comer con otros, a merendar o tomarme la horchata con otros, y a cenar o tapear con los que resisten.
También tengo amigos y vecinos, que aunque cada vez me vean más gordita, siempre me obsequian con lo que tienen en su casa: pan de higo casero (el de la foto, fue un regalo de Margarita), granadas, naranjas, dátiles, bombones, nísperos, alcachofas, etc. Mi maleta siempre vuelve cargada de comida.
Y coincidiendo con la feria gastronómica, pude estar en una cata de vinos con una amiga que es agrónoma y una experta en vinos. Las bodegas Faelo daban a degustar su blanco Chardonnay, su rosado de uva Syrah, su tinto de uvas Cabernet Sauvgnon y Monastrell y de postre su vino dulce moscatel. Se trata de una bodega que tiene visitas guiadas en sus bodegas (con cita previa).
Y cómo no, visita obligada a la playa. Dónde más veces suelo pisar la arena es en la playa del Carabassí, que está cerca de Arenales. Ambas pertenecen al término municipal de Elche.
Continuando con sitios que me resultan sorprendentes de encontrar, mi visita a Baker&Co me sorprendió muy gratamente. Tal vez porque adoro hacer el brunch (con la excusa de que es el desayuno y el almuerzo, puedo comer hasta reventar), tal vez porque fui con cuatro amigas (gracias Rosa, Virginia, Nuria y Melina), tal vez por el solecito que entraba por la venta, o tal vez porque era todo muy «trendy-gafapastil», para que nos vamos a engañar, jejeje. Está en Alicante, Avenida Condomina 46, cerca de San Juan Playa.
Los sábados en San Juan Playa, en Laseda Gastrovillage, hay un mercadillo artesanal y muy pequeño: Lemercat Laseda.
No sé. Lo echo de menos. Me invade la nostalgia. Y sin embargo sé que aún no puedo volver. Me encuentro en medio de una contradicción. ¿Os pasa a vosotros también?
De los creadores de «morriña», llega a sus pantallas la «Yoliña», que es como lo otro pero cuando estás tú de por medio.
En cuanto mejoren la máquina de teletransporte, asunto solucionado.
Besos.
La de concierticos guapos que podría ver si estuviera este finde en la terreta… no me quito la canción de la cabeza…