Un viaje muy cortito, con amigas (y una peque de 3 añitos), para cargar pilas de cara al invierno. Aquí tienes una crónica de mi viaje por si te pudiera servir algún dato para organizar el tuyo.
Lunes
Después de trabajar todo el finde en Expotranskultur y de hacer la mochila deprisa y corriendo, el lunes cogimos un vuelo de Swiss a las 9h para ir a Atenas. Fueron 3 horas de trayecto y adelantamos los relojes una hora.
Una vez allí cogimos el bus que nos iba a llevar a Pireaus y nos costó 5€ por cabeza, en una hora y media de trayecto.
Como ya eran las 14h y nos moríamos de hambre, fuimos al Old Baker’s. Tienen una vitrina con distintos platos ya cocinados y vas eligiendo lo que más te apetezca. Nosotras cogimos 4 cervezas Mythos, pescaditos, queso feta, un plato de cerdo, arroz con espinacas, patatas fritas, tzatziki, ensalada griega y pagamos 45€.
El trayecto en barco de Hellenic Seeways fue de 2h en el Flying Cat, y costó 28€ por persona y trayecto.
En el puerto de Hydra nos recogieron y un burrito nos ayudó con el equipaje. Nos cobraron 30 € por ese servicio, porque no es que tuviéramos el apartamento muy lejos, pero las cuestas eran bastante empinadas, y para la pequeña Prinzessin, aquello fue estupendo.
Nos compramos unos bocadillos muy ricos (por 4€ cada uno) para cenar, pero no recuerdo el nombre del café.
Martes
Toda la mañana tuvimos el tiempo de nuestro lado. Un sol radiante que nos permitió pasear por el pueblo a bañarnos a la playa que tiene más cerca (una calita a la que llaman Castello o Kamini, a sólo 15 minutos del centro). Era de piedras rojas y de aguas transparentes.
Cuando regresamos de la playa, nos quedamos a comer en una pequeña taberna cerca de la famosa Kodylenias, rodeada de alábegas o plantas de albahaca que tanto me recordaban a las macetas que suele tener mi madre en verano.
Comimos un plato de salmonetes (aquí una receta muy rica), calamar, pimiento relleno de arroz, ensalada griega, ensalada de berenjena, agua, vino blanco de la casa por 43€ para las cinco.
El detallazo fue que nos regalaron de postre unos platos de yogur griego con miel (no todos los restaurantes lo hicieron).
Luego paseamos por sus calles llenas de buganvillas, higueras, olivos, nísperos, granados salpicando las puertas de colores.
Los niños disfrutan de un lugar así lleno de gatos, burros, mariposas, mariquitas, etc.
Después de hacer unas compras en un supermercado, regentado por una mujer encantadora (le regaló un helado a la peque). Fuimos a casa a descansar y ya no salimos, porque llegó un temporal de rayos, truenos, y muchos litros de agua (la callejuela parecía un riachuelo).
Nos quedamos a cenar en casa e hicimos manualidades con la peque, pintamos, miramos internet y aprovechamos para leer libros.
Miércoles
El día amaneció nublado y frío, y con mucho viento. El sol salió, pero las rachas de viento de 54km/h no amainaron. Tres de nosotras decidimos subir la monte Eros y al monasterio del profeta Elías (Moni Profifti Ilia). Se trataba de un camino señalizado y bien preparado para el peregrino (aunque claro, nosotras comenzamos el ascenso por error por una zona de un barranco). Allí arriba el monje se interesó por conocer nuestras nacionalidades y nuestros nombres, y compramos unos jabones de los que hacen con aceite de oliva.
Las vistas eran espectaculares.
Bajamos a comer al centro y estuvimos en la taberna Ostria, que a las 14:30h estaba llenísima. Tomamos unas albóndigas de calabacín, una ensalada griega, salmonetes y unas cervezas por 40€.
Mis amigas se fueron a descansar, así que me quedé yo sola paseando por el puerto y gastándome los eurillos en ouzo, galletas y dulces típicos (los famosos Loukoums de rosa, bergamota, etc.). Además de parar en la panadería del pueblo a comprar ricos bizcochos para desayunar al día siguiente.
Cuando nos encontramos todas nos fuimos a ver la puesta de sol en el puerto y a cenar. Aquí vino la primera y única discusión del grupete. No nos peleamos por la comida (aunque una de nosotras sea vegetariana, la peque odie la comida de color verde y otra no soporte el pescado). Lo hicimos por el lugar dónde cenar. Hacía muuuucho viento, y una de ellas quería cenar en una de las terrazas. Otras nos queríamos. Y el argumento era muy razonable, ya tendríamos muchos meses por delante para comer encerradas en un restaurante. Pero al final ganamos las del sector, no quiero comer despeinada ni correr tras las servilletas… jajaja. Pero la elección no fue en balde, ya que escogimos cenar en una taberna enfrente del Hotel Hydroussa y comimos Moussaka, pollo con patatas, calabacines rellenos de arroz y carne y berenjenas rellenas de feta y tomate, y patatas fritas, además del vino tinto de la casa y agua, por 42€.
Jueves
Otro día de viento, y sin opción de irnos a la playa a bañarnos, pero al menos íbamos a pasear. Fuimos a Mandraki, a sólo 2,5 km andando desde el puerto. Para nuestra Prinzessin fue todo un paseo agotador. Allí disfrutamos de la pequeña cala, de aguas transparentes y de la taberna 1800 con mesitas azules y sillas de cuerda.
Nos tomamos dos rondas de cervezas, patatas fritas y salchicha, queso a la plancha, ensalada griega, calamar, ensalada de patata y pagamos 69€. Lo que me gustó de la isla es que la comida siempre era fresca (por ejemplo no les quedaba ni pulpo ni tzatziki, porque los clientes que pasaron antes que nosotras dieron buena cuenta de ello).
La mitad del grupo se marchó a hacer una ruta de senderismo y el resto fuimos con la peque haciendo muchas pausas. Hicimos la parada obligatoria en el café Sinialo para los frappés y un helado de frambuesa. Y continuamos comprando jabones, aceitunas, tazas de recuerdo, etc. Lo curioso es que no sé si era por aspecto o por las cuatro palabras que aprendí en griego, pero todos pensaban que yo era griega.
Volvimos a quedar en el puerto para la puesta del sol y en el bar de la terraza Hydronetta. Nos tomamos 2 frappés, 4 vinos blancos (Sauvignon Blanc de Aigio) y un zumo de naranja por 36€.
Viernes
Cogimos nuestros equipajes y nos despedimos de Gianni y de la bonita Milva’s House. Nos dirigimos al puerto para tomarnos el último frappé de Hydra y para hacer las últimas compras.
Cogimos el Flying Dolphin de Hellenic Seaways y me mareé un montón con el viento y el oleaje. Llegamos a Pireaus y cogimos el metro hasta Metaxourghio para llegar al hotel Rio (las habitaciones eran baratas, pero los cristales de las ventanas son muy finos y se oye mucho la calle. Debes llevarte tapones si vienes a este hotel). Comimos allí porque era ya tarde (tortillas y bocadillos, y cervecitas por menos de 40 €).
Mi grupete decidió echarse una siesta, pero yo necesitaba estirar las piernas. Me dirigí en metro hasta la parada de Panepistimio donde está la Universidad y la Biblioteca Nacional.
Café SQ bar&food, me tomé una cola por 2,50€ con agradable música jazz. Y donde pese a las prohibiciones, hasta los camareros fuman.
Me enamoré del Booze Cooperativa, café muy chulo, donde juegan al ajedrez y me tomé un té frío.
La catedral estaba en obras, por dentro y por fuera.
Pasear por Plaka es una maravilla con el sol del atardecer, sobre todo la calle Mnisikleus.
Tras visitar las atestadas calles llenas de gente comprando, ropa y jóvenes, aterrizar en este barrio de casas bajitas, con tiendas de artesanía, de souvenirs, cafés con encanto, tabernas, y con la acrópolis arriba es una maravilla.
Paseé por Monastiraki. Nos encontramos de nuevo en la plaza de Syntagma.
Fuimos a cenar a Bairaktari por 45€: mousse de berenjena, croquetas de queso, queso de tomate, dolmades, calabacín frito, pastitsio (receta en el vídeo), vino blanco y agua. Y de obsequio, un bizcocho de sémola (una receta estupenda en deliciousStories).
Sábado
Tres de nosotras nos fuimos a ver la Acrópolis. El ticket combinado está en 12 € y te da derecho a visitar:
b) La parte norte y sur de los flancos del Acrópolis y el Teatro de Dionisios
d) Kerameikos
e) Templo de Zeus
Evidentemente cuando subimos aquello era una preciosa marabunta de turistas y cruceristas. No podías hacer ni una foto sin tener palitos para hacer selfies ni gente posando alrededor. Pero valió la pena. Para todos los que hemos trabajado en el sector turístico, estar allí es algo especial.
Comimos juntas las cinco en el restaurante Karyatis en la plaza: 2 platos de souvlaki de cerdo, pizza margarita, pulpo con verduras, cervezas y agua por 53€.
Seguimos paseando y llegamos al café que nos había recomendado nuestro amigo Vassilis, el Yiasemi en frente de la bonita taberna Kritikou. Nos tomamos un frappé, dos cafés por 9.50 €.
Disfrutamos del Templo de Zeus y del bonito Jardín botánico Nacional.
Luego nos separamos y me fui a tomarme mi último té de Atenas en Pure Bliss (una mezcla de cafetería y tienda de complementos y objetos de decoración) y a hacer las últimas compras. Estaban escuchando Chambao cuando entré:
Volví a la plaza Sintagma para ver el «baile» de la guardia.
En el hotel cenamos unos bocatas. El domingo nos levantamos a las 4h, cogimos dos taxis que habíamos reservado la noche anterior y pagamos a cada uno 55 € por llevarnos al aeropuerto. Y aquí acaba el viaje. Ayss, tengo ganas de volver!!
Que entrete!…Nosotros hemos estado en Olympia, pero tenemos planes de visitar Atenas. Saludos!
Sí, yo me he quedado con ganas de ver mucho más. Espero ansiosa tu post sobre Atenas! Espero que lo disfrutes muy pronto! Un saludo
Qué pasada de viaje! Se nota que lo has disfrutado un montón 😉
Hace unos 6 años hice el mismo recorrido con una amiga y nos encantó. Recuerdo que pasamos unos días en Atenas «viendo piedras» y después fuimos a Hidra, que nos enamoró. Aunque era mediados de mayo tuvimos un tiempo buenísimo y muchísimo calor, y nos pasamos el día a remojo en la playa! Luego casi morimos congeladas en el ferry de vuelta a Atenas, empapadas y sin ropa para cambiarnos. Locuras de juventud!
Gracias por traerme al a mente tan buenos recuerdos…
Jo Sara, yo sólo pude meterme en la playa 1 día!!! snif, snif… (cualquier excusa es buena para volver con más calorcito, jejeje).
Lo gracioso es que con las cookies es que he visto en tripadvisor que también estuviste en la isla, jajaja, me lo chiva todo!!
Besotes