Sin duda es una de esas ciudades que enamora. No importa en qué época del año, pero nunca deja indiferente. Evidentemente no puedo ser imparcial, teniendo en cuenta que en Friburgo tenemos una anfitriona que siempre nos descubre cada rincón mágico de la ciudad.
Foto: Basse-ville, Puente de Berna, que es de madera, el río Sarine (tomada desde el Puente de Zähringen)
No hay que confundir la Friburgo de Suiza con Freibrug im Breisgau, que está en la Selva Negra de Alemania. Paseando por sus calles uno se traslada a la época medieval, ya que la ciudad cuenta con uno de los cascos históricos mejor conservados de Suiza. Fue construida en el cauce del río Sarine (Saane en alemán) y lo más destacable son los puentes que rodean la ciudad y permiten el acceso a la misma, los torreones, la catedral, sus calles peatonales, etc.
Foto de los tejados de la Neuveville, tomada desde la Rue des Alpes
Vale la pena pasear por la Basse-Ville (compuesta por los barrios Auge, Neuveville y Bourg) y descender a ella por las escaleras, o por el funicular, que funciona desde 1899 (monumento histórico, único en Europa que usa las aguas residuales para funcionar).
Si hemos descendido en Funicular podemos tomar la calle Neuveville hasta la Planche Supérieure, cruzando el puente y ascendiendo hasta la capilla de Lorette. Desde ahí tenemos un mirador para contemplar la silueta de la ciudad con la catedral de San Nicolás y hacer una foto como ésta:
De la ciudad parten varios senderos que nos permiten hacer innumerables visitas: un recorrido por el Valle del Gottéron, le Bois de Rittes, o hasta le Pont la Poya, pasando por el puente colgante que hay cerca de la Route des Neigles:
Friburgo ofrece una amplia gastronomía. Su especialidad es la fondue, la conocida Moitié-moitié (queso gruyère y queso vacherin, al 50%) o fribourgaise (100% queso vacherin). Sin embargo también podemos degustar unos ricos crêpes si nos acercamos a un restaurante como Sucrésalé.
O unas deliciosas hamburguesas en el Café Populaire (los martes cuestan 11 CHF, pero el resto de días, los menús de patatas fritas, ensalada y hamburguesa rondan los 15-16 CHF). Estos precios se deben a que Friburgo es una ciudad universitaria. Dicen que un cuarto de su población son estudiantes. Otro lugar muy recomendado para tomar una hamburguesa es el Crazy Wolf.
Y para acompañar a una hamburguesa lo mejor es una cerveza, y de aquí viene la Cerveza Cardinal. Pero además de esta cerveza, existen muchas Brasseries o fábricas de cerveza de fabricación artesanal, como por ejemplo: La rebelle de la Brasserie du Chauve, la Patriote de Freiburger Biermanufaktur, La Blonde de la Croix Blanche, por ejemplo. Se pueden degustar en las diferentes Brasseries, o en la cervecerías y cafés de la ciudad. El Beldevere, café du Tunnel, Café des Arcades, etc, etc.
(vistas desde la Terraza del Beldevere, tomando un Café Viennois).
Y bueno, mi conocimiento de las cervezas suizas viene por el Festival de degustación de Rapperswil de hace una semana, el domingo 1 de septiembre (además hubo otro festival en Friburgo el sábado 7). Chupito a chupito de cerveza, probando diferentes variedades de tostadas, ales, rubias, con aroma de whisky, con sabor a miel, etc..
Bebiendo cerveza tirada por los suelos? Estado lamentable.
Creo que acabo de ver el puente colgante más bajo del mundo…
Todo lo demás de Friburgo me ha encantado (la foto lamentable también)
Juas juas, no estoy en el suelo, de lo contrario no hubiera colgado esta foto. Estoy en un murete que tiene el jardín del castillo.
Lo del puente colgante no es gran qué. En Thusis, haciendo la ruta de la Viamala hay uno peor: http://www.swiss-timber-bridges.ch/detail/1119 . Pero el que más miedo me da está en Haslital: el Triftbrücke: http://www.trift.ch/bruecke/
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