Acabo de regresar del que ha sido un fin de semana muy completo, en el que sólo han sido dos días, pero parece que han sido muchos más.
Salimos el sábado a las 9h de Zúrich, que estaba totalmente cubierta de una espesa niebla. Nuestra primera parada fue en Maison Cailler en Broc, a dos horas de coche desde Zúrich: 185 km. El sol lucía radiante desde que llegamos al cantón de Friburgo.
La entrada cuesta 10 CHF y hay visitas con audio en varios idiomas (sí, también en español). Podéis ver más información de ésta fábrica y de otras fábricas de chocolate en la entrada dedicada a lo más dulce de Suiza. Es una visita interesante y lo que más nos gustó fue la degustación del final. También dejamos nuestros bolsillos temblando comprando en la tienda de Cailler.
La segunda parada fue para comer en Gruyères. Se trata de un bello pueblo medieval, con castillo, muralla, una calle de postal, muchísimos restaurantes de fondue y raclette y cómo no, el Museo de HR Giger, el creador de los personajes de Alien. Nosotros comimos en el restaurante Auberge de la Halle. Nos atendieron muy bien, cupimos los nueve amigos que fuimos, comimos de vicio y lo tenemos en nuestra agenda como restaurante al que nos gustaría volver. Había fondue, tostas de pan con queso gruyère fundido, rösti, raclette, etc.
Nosotros en lugar de pagar la entrada de adulto del museo de Giger (12.50 CHF) nos tomamos un café en su cafetería, que por supuesto estaba llenísima.
A menos de dos horas de distancia desde Gruyères encontramos Annecy (hablamos de 160 km, y el trayecto depende del tráfico que encuentres llegando a Lausanne o a Ginebra). La niebla cubría gran parte de la autopista desde Vevey hasta que cruzamos la frontera con Francia.
Annecy es un pueblo medieval que está junto al segundo lago más grande de Francia y uno de los más limpios de Europa. A Annecy la llaman la Venecia de los Alpes, por la cantidad de canales que la atraviesa, pero por su colorido, su arquitectura, etc, es realmente muy distinta.
Nos alojamos en el Hotel Central, como bien dice su nombre, está perfectamente situado, y su encanto reside no sólo en precio (pagamos menos de 90 € por las habitaciones triples, y el desayuno costaba 6 € por cabeza). Se trata de un hotel con cierto encanto por la decoración en las habitaciones. El personal fue muy agradable y no puedo dejar de recomendarlo.
Como llegamos un poquito tarde, la ciudad nos mostraba su encanto con las iluminaciones en las fachadas de las iglesias y sus campanarios, sus puentes, etc.
Dimos una vuelta por sus encantadores calles, y la sed nos hizo detenernos en el primer bar para tomarnos unas cervezas y unos vinos. Os hablo del Café des Arts. Se trata de un lugar bonito, en un enclave inmejorable, con precios normales para ser Francia, pero con un personal no demasiado simpático. No es que nos trataran mal, pero se notaba que pasaban de hacerte sentir bien con determinadas frases cortantes.
Tras refrescar el gaznate y viendo que seguíamos sin tener hambre pese a que ya era tarde (las 20:30h) decidimos seguir bebiendo cerveza (algunos seguían empachados aún de la supercomilona del mediodía). Hicimos caso a la recepcionista del hotel y fuimos a Beer o’Clock, dónde degustamos riquísimas cervezas belgas.
Cuando nos pusimos a dar vueltas como zombies, porque tres de nosotros empezábamos a tener hambre, muchísimas crêperies, varios restaurantes, etc. nos rechazaban la entrada, bien por estar llenos y no tener mesa para nueve, bien porque su cocina cerraba a las 21.30h. Claro, siempre vamos con mentalidad española y luego pasa lo que pasa. Pero no salió tan mal la jugada después de recorrer varias calles (St.Claire, L’ìle) y preguntar en varios sitios, llegamos hasta Quai Perrière y cenamos en un restaurante que no aparece en la guía tripadvisor. Está justo al lado de la cervecería Munich, y tienen pizzas, pero muchos platos típicos de Saboya: terrinas, tartiflette (un plato de queso, patatas, jamón y cebolla gratinado), pescados (perca y minipescaditos que sabían a boquerón -joël o Athérines) y de postre el café gourmand (un café espresso, mousse de chocolate, tiramisú y panna cotta servido en vasitos pequeños). Los precios estaban entre los 15/35 euros los platos, o alguna combinación de menú.
La última cervecita fue para el pub irlandés Le Finn Kelly’s, con muy buena música, gente muy guapa y buen ambiente.
El domingo desayunamos en el hotel por 6 euros: café, zumo, 1 croissant, pan, mermeladas, etc. Y por fin fuimos a ver Annecy de día. Nuestro recorrido comenzó por el mercadillo que habían instalado en Faubourg St. Claire, dónde podías hacerte con buenos vinos de la región, con quesos, multitud de verduras de muy buena calidad, etc.
Subimos al castillo y nos dirigimos hasta el lago.
Les Jardins de l’Europe y Le Paquier son parques que merecen la pena nuestra visita.
Callejeamos todo lo que pudimos y cuando de nuevo el hambre nos exigía buscar una mesa, encontramos la Brasserie l’Abbaye. Aquí las cervezas eran belgas, y la gastronomía era franco-belga. Habían muchas especialidades de Saboya, pero también los riquísimos Moules et frites: mejillones con patatas fritas.
Aquí la cuenta salió a menos de 20 euros por cabeza: bebida y un plato de pescado o de mejillones. Viniendo de Suiza los precios nos parecían estupendos, pero en todos los lugares nos ha sorprendido que las cervezas fueran tan caras (entre unos 3 euros hasta 5 euros los cuartos y las cañas). Una amiga suiza nos explicó que esto tiene que ver con los productos de proximidad. La mayoría de las cervezas que comercializaban en Annecy bien eran belgas, bien alemanas, pero no tenían cervezas propias de la región. Aquí lo realmente económico hubiera sido beber los vinos de la región.
Y así acaba nuestro viaje, cogiendo un coche y conduciendo casi cuatro horas con niebla prácticamente en toda la parte suiza. Vuelta a la rutina.
Hola, muy interesante descripción de su viaje, alguna vez me gustaría acompañaros, un saludo!!!
Uy Víctor, podría ser muy peligroso! que si no puedo cenar o comer a mi hora, empiezo a morder a los acompañantes, jijiji!
Un saludo
Desde St. Gallen, nos dejamos morder, jijiji saludos maja!!!
Maison Cailler, HR Giger y Gruyeres…. ¡eres mi ídola! Has hecho en un fin de semana, lo que yo quiero hacer en Suiza antes de marcharme (en el hipotético caso de que nos marcháramos de Suiza, que aún no tenemos ganas….). Esas tres las tengo apuntadas en mi lista de sitios a visitar, pero como siempre, se va dejando, se va dejando, «que tenemos tiempo….» :S
Yo también tengo una lista de lugares pendientes…
Por supuesto estos tres tienes que ir: o sí, o sí… te van a gustar!! 🙂
Yo hice el Erasmus por alli cerquita y nos pasamos varias veces ¡es impresionante!
Hola Montymodi, soy muy fan de la libreta roja!!
Pues sí, Annecy tiene mucho encanto, y da igual la época del año para poder disfrutarla.
Muchas gracias por pasarte por este miniblog! Un saludo
Siempre me hace ilusión visitarte, me recuerda mi Erasmus en Lausanne 🙂
[…] de las más antiguas de Suiza, y de las más visitadas. La entrada es de 12 CHF para los adultos. Ya fui y me puse las botas zampando pralinés a la […]
[…] otras ocasiones os he recomendado lugares como Lausanne y Ginebra, Gruyères, o Friburgo. Hoy os hago un repaso a otros lugares que quedan almacenados en mi memoria de […]