Desde hace 25 años las familias que poseen y trabajan todo el años sus granjas, abren el 1 de agosto sus instalaciones para ofrecer el brunch, el desayuno, con productos que vienen de sus huertas y de sus animales, de la producción local. Hablamos de huevos de sus gallinas felices, mermeladas y confituras de frutos del bosque o de albaricoques, trenzas o zopf u otro tipo de pan casero, quesos de leche de vaca, de cabra o de oveja, el típico, birchermüssli, yogur, zumos, frutas de diferentes tipos y de temporada, embutidos o chacinas locales, o rösti, o bacon a la plancha, etc.

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Ha habido años que las ediciones han contado con una media de 150.000 visitantes. En este año, las restricciones de las medidas de prevención de contagios ante el coronavirus, hace que el máximo de huéspedes en las granjas sea de 300 personas.

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Este año son 160 las granjas que se han inscrito a lo largo de la geografía helvética, así que se estima que no se llegue a un tercio de visitantes de lo acostumbrado. Como ya solo quedan dos semanas para el evento, muchas de esas granjas tienen ya las plazas completamente agotadas, pero si buscáis, aún podéis encontrar algunas con plazas libres.

El horario va de 9.00 a 13.00h. El precio depende de cada granja y ronda desde los 25 hasta los 40 CHF. En todos los casos hay que reservar, de forma telefónica o por correo electrónico a cada granja hasta como muy tarde el 30 de julio.

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También podéis usar la opción de Brunch to go, que es la de ir a recoger a dichas granjas la comida, aunque son menos granjas las que se han unido a esta opción.

Varios ejemplos nos lo resume Ociore en su visita a la granja de Enikerhof de Cham en 2013 o la de Richterswil en 2015. Yo también fui a la Richterswil en el año 2014, pero no tengo fotos de aquella época porque perdí muchos datos cuando se me fastidió mi otro portátil y no había hecho copia de seguridad.

Bueno, espero que si os acercáis a una de las granjas, o ya habéis estado y queréis dejar vuestras opiniones en los comentarios, ya sabéis.